ENFERMEDADES MENTALES Y ALIMENTACION EN LA INFANCIA
El gran experimento del siglo XX:
LA FORMULA INFANTIL.
La gran industria farmacéutica de la mano de las corporaciones de alimentos lácteos se han destacado siempre por la búsqueda inescrupulosa de lucro y de usar al mundo entero y a la infancia (nuestros hijos) como cobayos, ocultando, minimizando o destruyendo informes que hablan de los daños que causan las formulas infantiles a la salud de nuestros hijos (desafortunadamente, algunos médicos se prestan y participan de este negocio). Mientras más temprano se utilice la formula infantil, más problemas de salud (alergias, reflujo, inflamación intestinal, eccemas, asma, etc) a corto, mediano y largo plazo se pueden presentar. En esta ocasión me enfocaré al daño neurológico-conductual que ocasionan, al no aportar los nutrientes esenciales para la formación del cerebro de nuestros hijos.
Déficit de atención, hiperactividad, bipolaridad, depresión mayor, depresión posparto, suicidios, automutilación, fibromialgia, alcoholismo, adicciones, insomnio, ansiedad, comportamiento neurótico, apatía, inmadurez en los niños y jóvenes (57% de los niños de 9 años en el DF, tienen una edad mental-conductual de entre 7 y 8 años), irritabilidad, trastorno obsesivo-compulsivo, conducta violenta, bulling, (recuerdan en Puebla el cohetón que le puso un menor a otro menor en la boca y lo mató? etcétera, etcétera, etcétera, es el panorama de la conducta humana hoy en día. ¿Por qué hemos llegado a eso? ¿Dónde esta la evolución del maravilloso “Homo sapiens sapiens”, el ser vivo mas desarrollado de la naturaleza? ¿En que momentos perdimos el rumbo? ¿Acaso nuestra soberbia nos hizo cambiar el diseño que la naturaleza misma nos había dado?
El conocimiento de la evolución humana ha alcanzado avances notables, (felicidades Sr. Darwin), tratando de encontrar una explicación, ha sido necesario un abordaje trans-disciplinario con la ayuda de la paleontología, la antropología, la genética, la epigenetica, la bioquímica, la neurobiologia, neurofisica (Excelentes trabajos de la Dra. Manuela Martínez en España) y neuroquimica, herramientas todas de la nueva disciplina en medicina llamada MEDICINA DE LA EVOLUCION, para poder ir armando el rompecabezas de nuestra conducta moderna, nuestro desarrollo cerebral, y así comienzan a vislumbrase respuestas.
Es un hecho reconocido por esas disciplinas, que nuestro cerebro creció, se desarrolló y evolucionó gracias a la ingesta de pescado y productos del mar durante millones de años, en las condiciones de las subsecuentes eras glaciales que provocaron la expresión en los peces del que pasó a ser el ladrillo de las células de nuestro cerebro, el acido graso polinsaturado DOCOSAHEXANOATO (DHA). En una etapa evolutiva descrita como semiacuática (algunos la consideran totalmente de mono acuático) en el que se presume quedamos atrapados en un área lacustre ya desaparecida en el valle del Rift, en África, pasó lo mas asombroso de nuestra evolución; disminuyó el vello, la nariz se hizo “de campanita”, se nos acortó el filtrum, (área entre la nariz y el labio superior), apareció el reflejo de no respirar bajo el agua, desarrollamos grasa aislante subcutánea y se desarrolló el cerebro de 450gr hasta terminar en 1.3kg, y comenzar la etapa nómada de nuestra especie. En ese lugar se diseño nuestro cuerpo para nacer con la cuarta parte del cerebro que tenemos de adulto, y GRACIAS A LA LACTANCIA MATERNA, especializada en desarrollo cerebral, alcanzar en los años subsecuentes el tamaño final programado. (Un becerro nace ya con el 65% del cerebro que va a tener de adulto, y la leche de vaca le sirve para ese 35% que le falta, a diferencia del bebe humano, que necesita AÑOS de absorción de grasa DHA para la CUADRUPLICACION del cerebro, que se programa evolutivamente en la leche humana).
El docosahexanoato es la grasa principal en el cerebro, en los ojos, en el sistema eléctrico del corazón, en los testículos, en la circulación, previene el cáncer, equilibra la respuesta inflamatoria de nuestro cuerpo, en fin, hace innumerables cosas benéficas, PERO DESAFORTUNADAMENTE NUESTRO CUERPO NO LO SINTETIZA, al menos no en las cantidades que se necesita, y tenemos que forzosamente recibirlo de la dieta, LA LECHE MATERNA esta especializada en esta producción, (claro, siempre y cuando la mama también lo reciba de su dieta) y puede alcanzar cantidades de 900mg/100ml de leche materna, mientras que la mejor de las leches de formula sólo tienen de 7 a 19mg/100ml, o sea, una cantidad insignificante para el desarrollo cerebral y equilibrado de los niños. ¿Porqué no se le agrega mas DHA a las formulas? Simplemente porque la tecnología no lo ha logrado hacerlo sin que sepan a PESCADO las latas de leche pseudomaternizadas. ¿Esto puede afectar la conducta infantil?
La neurobiología del comportamiento (trabajos de David I. Mostofsky y Shlomo Yehuda, y su grupo de Boston) señala que la deficiencia de omega 3-DHA en el cerebro humano, va a ocasionar varios problemas con el tiempo:
1- Problemas con la trasmisión de serotonina en la corteza prefrontal, lo cual se va a traducir en:
DEPRESION, ANSIEDAD, AUTOAGRECIONES, (piercing, tatuajes, lesiones autoinflingidas) IDEAS SUICIDAS, etc. Cuando a un changuito se le quita la leche de su mama changuita y se le da formula infantil de vaca, comienza a autoagredirse, se golpea la cabeza contra las paredes y se mutila el mismo…(¿no les recuerda eso la conducta de muchos jóvenes hoy en día?)
2- Problemas con la trasmisión de la dopamina en la corteza prefrontal, lo que conlleva a cambios de atención (DISTRACTIBILIDAD, DEFICIT DE ATENCION), motivación y reacción de estímulos de recompensa, que lleva al ser humano a la búsqueda de estímulos externos sin control de impulsos, como:
DROGAS, ALCOHOL, CIGARRO, COMPRAS SUPERFLUAS, SEXO CASUAL, CIRUGIAS PLASTICAS, COMIDA, BULLING, ETC.
3- Finalmente, la deficiencia del omega 3 por uso de formulas infantiles y la poca cantidad o calidad de la leche materna lleva a un cerebro de menor tamaño, como lo tienen los niños con DEFICIT DE ATENCION, 3-4% mas chico que los niños normales, como lo reconoce el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, con las terribles consecuencias para la vida futura de estos niños, sobretodo, si los padres les niegan el tratamiento nutricional, farmacológico, psiquiátrico y psicológico que requieren.
DIFERENCIAS EN EL CRECIMIENTO CEREBRAL DE NIÑOS Y NIÑAS.
Se ignora porque razón evolutiva, el cerebro de las niñas termina su proceso de cuadruplicación alrededor de los 12 años de edad (el de los niños a los 3 años) lo que predispone a las mujeres a incorporar en su cerebro más grasa inflamatoria como araquidonato y palmitato de los lácteos, (en detrimento del docosahexaenoato y oleato de la leche materna), grasa trans de la comida chatarra, etc. que harán disfuncionar con mayor frecuencia el cerebro femenino, que se traduce en la mayor incidencia de enfermedades mentales en las mujeres. Una niña requiere por lo tanto mucho mayor cuidado nutricional que los varones. (Mayor cantidad y por más tiempo de DHA-omega 3).
La grasa que entra a la cabeza desde el nacimiento y la infancia, influirá en el desarrollo, comportamiento y salud cerebral, traduciéndose en el desempeño escolar, la autoestima y control de emociones y enfermedades neurológicas desde cefalea, inflamaciones y tumores cerebrales, de ahí la insistencia del Dr. Berthold Koletzco y su grupo de la asociación mundial de medicina perinatal de que los niños reciban omega 3 DHA desde la concepción, lactancia e infancia. (J. Perinat. Med 2008;36:5-14)
La fuente de la inflamación que es la grasa animal, no la produce el cuerpo, entra por la boca…los trabajadores de la salud en particular obstetras y pediatras deben de reconocer que la falta de lactancia materna es una CATASTROFE para la salud física y mental de un ser humano. (También importa la calidad de la leche materna, con los suplementos vitamínicos-minerales y OMEGA 3 que tome la madre al dar pecho). Siempre son importantes la educación y los valores inculcados en el hogar, es decir, la forma en que se moldea el cerebro, pero la calidad en sí de la masa cerebral a moldear, su explosividad y funcionalidad, dependen de la nutrición en los primeros años de vida.
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